Era 1934 cuando mi marido me dejó sola,
la vida en la pradera era tan lóbrega,
sin teléfono, sin radio,
solo un ave grande y majestuosa
con quien compartía mi penar.
Un día de desasosiego le dije:
-Pajarito, tu eres libre
podrías elevarte a grandes alturas
pero sigues aquí... ¿por que?
Y por lo visto mi cuestionamiento
le afectó porque esa tarde
el pájaro se marchó...
...al igual que mi espíritu.
hermoso HERMOOOOSO!
ResponderEliminareso yo lo oi en victorious
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